Pocos placeres culinarios pueden compararse al de disfrutar de un buen chuletón al punto con una pizca de sal gruesa y pimienta, pero a la vez pocos alimentos tienen una huella de carbono tan grande, ya que la carne roja, sobre todo de mamíferos del tamaño de un bovino consume una cantidad ingente de recursos por kilo generado, además de que el producto de desecho de la digestión de estos grandes herbívoros, el metano, es uno de los gases más perjudiciales si lo que se pretende es limitar el calentamiento global -tiene un efecto calorífico mucho mayor que el carbono, lo que pasa es que se emite en cantidades mucho más pequeñas- y todo esto sin contar el transporte de la carne a todo el mundo, que aumenta las emisiones de CO2 a la atmósfera, por lo que no es de extrañar que para cumplir con los planes medioambientales de líderes como Joe Biden, Macrón o Boris Jonshon, empresas como Beyond Meat, que se dedica a proporcionar soluciones alimenticias proteicas más allá del uso de carne, puedan tener su sitio en un nicho de mercado potencialmente grande, aunque sin olvidar los intentos de crear auténtica carne que no haya sido extraída de ningún ser vivo, un alimento que en el futuro compartirá nuestras mesas junto con los productos veganos.
Aplicaciones médicas o fogones; carne artificial en varias facetas de nuestra vida
A pesar de que en un principio el desarrollo de carne artificial, y su evolución de los órganos artificiales, parecía que iba a tener unos usos principalmente médicos, por ejemplo para transplantes de piel de grandes quemados, el potencial del ser humano para detectar el negocio y la cada vez mayor preocupación de gobiernos y sociedad por el medio ambiente en general y el cambio climático en particular, han puesto la diana en el uso comercial de la carne artificial, dado que si se consiguen vencer los lógicos reparos por consumir alimentos de laboratorio (y como se ha demostrado en multitud de ocasiones no hay ninguna idea que no se pueda incrustar en la consciencia global con constancia y campañas publicitarias más o menos encubiertas) este tipo de carne podría ser una solución a varias problemáticas como la de la huella de carbono de la industria ganadera, pero a la vez llevaría aparejada la casi extinción de esta industria, con la probable contraprestación de que la agricultura aumentaría notablemente su importancia para suplir la disminución del consumo de carne real, que no desaparecería totalmente, pero que terminaría por ser considerada un producto de lujo, al menos en cuanto a la carne de grandes herbívoros se refiere, ya que otras carnes como la de pollo reducen hasta un cincuenta por ciento la huella de carbono y son relativamente fáciles de criar incluso por gente cuya actividad principal no sea la industria agropecuaria, tanto es así que rara es la casa de pueblo con un poco de terreno que no cuenta con unas pocas gallinas para consumo propio de huevos frescos.
De momento empresas como Finless Foods, BlueNalu o Memphis Meats están compitiendo por colocar en nuestras mesas chuletones, hamburguesas y salchichas de carne artificial, lo que de tener éxito podría hacer que estas empresas fueran un instrumento más con el que invertir en acciones, no sólo adquiriendo sus títulos en los parqués bursátiles, sino también abriendo posiciones con trading online, siempre que se sepa controlar el riesgo implícito que conlleva toda operación apalancada como son las del trading online, y se comprenda la manera de operar.Y es que los posicionamientos del grupo G20 en cuanto a la necesidad de tomarse en serio la reducción de las emisiones de CO2 – se estima que hasta el veinticinco por ciento de dichas emisiones tienen que ver con la ganadería- pueden espolear a los inversores a comenzar a especular con la posibilidad de que el precio de las acciones de este tipo de empresas suba o baje, lo que por ejemplo en el caso del trading online hace aconsejable elegir una plataforma haciendo uso de las reseñas de bróker regulados para poder elegir con mayor conocimiento de causa.