Los eosinófilos pertenecen al grupo de los glóbulos blancos y se encargan específicamente de proteger tu cuerpo contra algunos tipos de gérmenes, principalmente bacterias y parásitos. Además, son los que median y regulan las reacciones alérgicas
El sistema inmune tiene glóbulos blancos para detectar y defender el cuerpo de gérmenes y otras materias extrañas que pueden enfermarlo, uno de los tipos de glóbulos blancos se denomina eosinófilos. Estos son los encargados de brindar protección al organismo de las bacterias dañinas, así como de los parásitos que pueden consumir importantes nutrientes del mismo.
Los eosinófilos se forman en la médula ósea y luego son liberados a la sangre, localizándose además en los tejidos del esófago, intestinos, estómago, corazón, pulmones y piel, lugares claves por donde los invasores intentan incorporarse al cuerpo y estas células especializadas pueden destruirlos.
Eosinófilos y su estructura
Esta célula del sistema inmunológico, tiene un núcleo con dos lóbulos. Es decir, es bilobulado y un citoplasma lleno de aproximadamente 200 gránulos grandes que contienen enzimas y proteínas con funciones diferentes, algunas aún desconocidas. El contenido de los gránulos es tóxico tanto para los invasores como para las propias células y tejidos del individuo.
Los eosinófilos se forman exclusivamente en la médula ósea, donde se mantienen unos ocho días en el proceso de maduración antes de pasar a los vasos sanguíneos. Luego viajan a través de los vasos entre ocho y doce horas antes de llegar finalmente a los tejidos de destino, donde perduran de una a dos semanas.
Funciones
Las funciones de los eosinófilos son variadas y algunas son muy similares a las de otros glóbulos blancos, estando implicados en numerosos procesos inflamatorios, especialmente en trastornos alérgicos. Además, este tipo de glóbulo blanco tiene un papel fisiológico en la formación de órganos, por ejemplo, el desarrollo de la glándula mamaria post gestacional.
Las funciones eosinofílicas incluyen: movimiento hacia las áreas del organismo que están inflamadas, atrapamiento de sustancias, destrucción de las células, actividad antiparasitaria y bactericida, participación en reacciones alérgicas inmediatas y modulación de respuestas inflamatorias.
Los eosinófilos llevan a cabo su misión de tres maneras diferentes para luchar contra invasores extranjeros, por ejemplo:
Engullir
Al momento que un parásito ingresa al cuerpo, se produce una señal química que los eosinófilos reconocen y les indica exactamente dónde se encuentran los intrusos. Al llegar al sitio, la principal tarea que puede realizar es engullir completamente los parásitos. Los tragan obviamente sin masticar, siendo una forma efectiva en que los eosinófilos pueden vencer a los intrusos de pequeño tamaño.
Excretar
Hay algunas oportunidades donde los parásitos que entran al organismo son demasiado grandes para que los eosinófilos se los traguen, por lo que deben usar un método de ataque diferente para eliminarlo, entrando en acción con la eficaz técnica de la excreción. Esta célula especializada se adhiere directamente al parásito y posteriormente excreta poderosas enzimas.
Recuento de eosinófilos
El recuento normal de eosinófilos en sangre periférica varía, pero en general se acepta como valores normales de 40 a 500 células/µL de sangre (recuento total de eosinófilos en la sangre), un recuento mayor a 500 / mcL se califica como elevado y es una condición para prestarle la atención correspondiente.
El recuento de eosinófilos puede disminuir con el estrés, con el uso de betabloqueantes o corticosteroides y, a veces, durante infecciones bacterianas o virales. Por otro lado, puede aumentar presentándose la eosinofilia, durante trastornos alérgicos, ciertas infecciones generalmente parasitarias, entre otras cosas.
Pruebas para el conteo de eosinófilos
La verificación de las cantidades de este glóbulo blanco se realiza mediante un análisis de sangre conocido como recuento absoluto de eosinófilos. La prueba generalmente la realiza un profesional en el área, extrayendo la sangre de una vena en la parte interior del codo o el dorso de la mano.
En el laboratorio, parte de la muestra extraída es depositada en un portaobjetos de microscopio y se agrega color a la muestra, esto hace que los eosinófilos resalten como gránulos de un tono naranja rojizo, permitiendo al técnico hacer el conteo de cuántos eosinófilos hay por cada cien células. El porcentaje de eosinófilos se multiplica por el recuento de glóbulos blancos para obtener el recuento absoluto de eosinófilos.
Se llevan a cabo análisis para ver si la persona tiene resultados anormales de una prueba diferencial de sangre o si el especialista cree que puedes tener una afección puntual. Los individuos no necesitan tomar medidas particulares o una preparación previa antes de este examen.
Cuando una persona tiene un número anormalmente elevado de eosinófilos en su sistema digestivo, tejidos, órganos o torrente sanguíneo, sin una causa conocida, puede tener una enfermedad asociada a los eosinófilos, que debe ser tratada con prontitud por su especialista en esta área de la salud.
Eosinofilia
La eosinofilia se define como un recuento de eosinófilos en sangre periférica mayor a 500 / mcL (> 0.5 × 109 / L). Las causas y los trastornos asociados a esta condición son innumerables, pero a menudo representan una reacción alérgica o una infección parasitaria. El diagnóstico de la misma implica pruebas selectivas dirigidas a causas clínicamente sospechosas. La eosinofilia se considera:
- Suave: 500 a 1500 / mcL (0.5 a 1.5 × 109 / L)
- Moderado: 1500 a 5000 / mcL (1,5 a 5 × 109 / L)
- Grave:> 5000 / mcL (> 5 × 109 / L)
La eosinofilia leve en general no causa síntomas, pero los niveles iguales o mayores a 1500 / mcL (> 1.5 × 109 / L) pueden causar daño orgánico si persisten por algún tiempo. El daño a los órganos ocurre típicamente debido a la inflamación del tejido y la reacción a las citoquinas y quimiocinas liberadas por los eosinófilos y a las células inmunes que son reclutadas en los tejidos.
Aunque cualquier órgano puede estar afectado, comúnmente el daño se refleja en el corazón, los pulmones, el bazo, la piel y el sistema nervioso. En ocasiones, los pacientes con eosinofilia muy grave, con recuentos de eosinófilos mayores a 100.000 / mcL [> 100 × 109 / L, por lo general presentan leucemia eosinofílica.
Estos desarrollan complicaciones severas cuando la cantidad de eosinófilos provoca la obstrucción de los vasos sanguíneos diminutos, desencadenando la isquemia tisular y microinfartos. La eosinofilia puede clasificarse en:
- Primaria: una proliferación de eosinófilos asociada con trastornos hematológicos como leucemias y neoplasias mieloproliferativas.
- Secundario: causada o asociada con trastornos no hematológicos.
- Idiopático: no se pueden identificar las causas.
Una de las causas más comunes son los trastornos alérgicos o atópicos, típicamente respiratorios o dermatológicos. Sin embargo, no son los únicos detonantes de la afección, otras causas comunes de eosinofilia incluyen las infecciones con frecuencia parasitarias y ciertos tumores hematológicos o sólidos, ya sean catalogados como benignos o malignos.
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