Dinero

¿Qué indicadores económicos deberá atender el nuevo presidente de los Estados Unidos?

La salud de los datos económicos de los Estados Unidos continúa teniendo su influencia en el resto de los países del mundo. El mercado estadounidense aún cuenta con poder en el comercio internacional, en el consumo y en las finanzas, como se demuestra en la gestión de los tipos de interés. Bien es cierto que el gigante americano cede terreno ante el crecimiento de la economía de China. ¿Qué sucederá en este 2025? ¿Qué panorama económico se encontrará el nuevo presidente? ¿A qué indicadores habrá que estar atentos para comprobar la salud de la economía americana?

A falta de conocer cómo reaccionan los mercados nacionales y el resto de los índices bursátiles al nuevo presidente de los Estados Unidos, la mayoría de los analistas ya han realizado sus predicciones acerca de cómo se comportarán los datos económicos en los Estados Unidos durante 2025. La mayoría de las predicciones indican que el crecimiento será moderado. Es decir, el Producto Interior Bruto (PIB) estará alrededor del 1,9%. Lo que se traduce en un serio frenazo en comparación a los datos actuales de crecimiento que se mueven sobre el 2,5%.

Estas proyecciones de analistas privados coinciden con las proyecciones reveladas en el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Es decir, hay una normalización con una clara desaceleración. Nada diferente a lo que se indica sobre otros países del mundo (también economías como Reino Unido, China, India o la Eurozona). Cada nación es diferente, obviamente, pero en el caso de los Estados Unidos, todas las predicciones incluyen un factor incontrolable: cómo se comportará la economía con el nuevo presidente.

Una economía con margen de maniobra

A pesar de esta incertidumbre, estos análisis no encienden las luces de alarma de la economía americana. Ni mucho menos se espera un contagio a otras economías como sucedía hace décadas. Estos informes hablan de crecimiento apoyado en la política monetaria de la Reserva Federal y a los buenos datos de consumo e inversiones que se esperan, aunque compartiendo protagonismo con el dato inflacionista. Aquí, el nuevo presidente se encontrará un dato en descenso. Actualmente, la inflación está entorno al 2,4%. Y la tasa de desempleo, situada sobre el 4,5% será otro dígito para la preocupación, puesto que no se estima una disminución reseñable debido a los descensos de contratación en sectores servicios y construcción.

En consecuencia, el nuevo gobierno de los Estados Unidos deberá seguir con mucha precisión los cambios monetarios de la Reserva Federal y de las decisiones económicas del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). Y en dichos informes, los analistas indican que no serán enemigos del nuevo mandatario. Habrá cierta flexibilidad para el nuevo presidente de los Estados Unidos, aunque advertirán de determinados signos de debilitamiento, algunos de los cuales podrían poner en jaque algunos datos de las inversiones.

Otros elementos que marcarán la economía

¿Y qué otros factores deberían ser importantes para la nueva administración del país? Aparte de cómo evoluciona el PIB, cómo se comportan los países competidores (es decir, China) y las decisiones políticas y monetarias de la Reserva Federal y del FOMC, el nuevo presidente deberá atender a los siguientes indicadores, claves todos ellos para conocer cómo evolucionará la economía del país durante 2025.

  • Índices de Precios al Consumidor (IPC): básicamente se trata de cómo se mueven los precios de la cesta de la compra. Y aquí, nuevamente, el dato inflacionista dará muchas pistas (o problemas) a los nuevos gobernantes, al detectarse el poder adquisitivo de los ciudadanos. En este sentido, las decisiones que tome el FOMC serán fundamentales en el camino que tome la economía estadounidense.
  • Empleo: desempleo y creación. Dos aspectos cruciales que marcarán que la economía vaya o no vaya por la senda de la estabilidad. De momento, el mercado laboral, aún sin crecer, no muestras síntomas de un excesivo desgaste.
  • Confianza del consumidor: la economía de un país, y no sólo de los Estados Unidos, va por el buen camino si el ciudadano hace un gasto. Habrá que ver cómo reaccionan éstos ante los datos del empleo y, especialmente, de la inflación.
  • Ventas minoristas: se trata de un indicador crucial para comprobar la salud de la economía de los Estados Unidos. El consumo (sobre el 70%) se centra en estos sectores. Un buen dato siempre simboliza una economía sólida.
  • Índice de manufactura y producción industrial: otros dos dígitos esenciales para evaluar la economía americana. Son datos que revelan la producción de las fábricas y de los servicios públicos (el dato del empleo no acompaña). Si estos datos no van al alza todo indicará que habrá la necesidad de estimular la economía con medidas concretas para el tejido industrial.
  • Mercado de la vivienda: como sucede en cualquier país, la construcción y venta de viviendas repercute positivamente, o no, en el empleo y en el consumo. Ahora, con la baja de los tipos de interés se aviva este sector.
  • Balanza comercial: las importaciones y exportaciones son otro indicador que deberá atender el nuevo presidente; no deberá despistarse ante el empuje de China y otras economías emergentes. 
  • Bonos del Tesoro: su rendimiento será esencial para determinar qué percepción tienen los inversores sobre el estado de la economía.

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