Peligros del EMDR

¿Cuáles son los peligros del EMDR?

El EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing, o Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) es una técnica terapéutica que ha ganado popularidad en las últimas décadas. Fue desarrollada por Francine Shapiro en 1987 y se ha utilizado ampliamente para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT), entre otros trastornos emocionales. A través del movimiento ocular bilateral y otras formas de estimulación sensorial, el EMDR busca reprocesar experiencias traumáticas que permanecen no resueltas. Aunque muchos pacientes han reportado mejoras significativas, esta técnica no está exenta de riesgos. Es importante considerar sus posibles peligros y complicaciones para entender si es un tratamiento adecuado.

Reacciones emocionales intensas

Uno de los principales peligros del EMDR es la posibilidad de que se desencadenen reacciones emocionales intensas durante las sesiones. Dado que el objetivo de la terapia es confrontar y reprocesar recuerdos traumáticos, es común que los pacientes experimenten emociones dolorosas, como ansiedad, miedo o tristeza. En algunos casos, estas reacciones pueden ser abrumadoras, generando una experiencia emocional difícil de manejar tanto para el paciente como para el terapeuta.

Este tipo de intensificación emocional puede, en ocasiones, llevar a un empeoramiento temporal de los síntomas, lo que se conoce como una crisis de reactivación. Esta crisis puede ser especialmente problemática si no se cuenta con un ambiente de apoyo adecuado fuera de las sesiones terapéuticas. Por ello, se recomienda que se realice solo con profesionales experimentados, capaces de contener y manejar adecuadamente estas reacciones emocionales.

Reexperimentación de traumas

Un riesgo inherente al EMDR es la reexperimentación de los traumas. Durante la terapia, los pacientes reviven recuerdos traumáticos mientras realizan movimientos oculares guiados. Aunque esto forma parte del proceso terapéutico, en algunos casos puede provocar una revictimización. El paciente puede sentirse como si estuviera viviendo nuevamente la experiencia traumática, lo que puede resultar desestabilizador.

Si bien la mayoría de las terapias enfocadas en el trauma implican algún nivel de reexperimentación, en el EMDR este proceso puede ser particularmente intenso debido a la forma en que se activan los recuerdos. Algunos pacientes pueden experimentar flashbacks o sensaciones físicas asociadas con el trauma, lo que puede llevar a un aumento en la ansiedad y el malestar.

Falta de preparación emocional

Otro peligro potencial surge cuando los pacientes no están lo suficientemente preparados emocionalmente para enfrentarse a sus traumas. En algunos casos, la terapia puede iniciarse sin una evaluación adecuada de la estabilidad emocional del paciente, lo que puede llevar a un empeoramiento de los síntomas. Si el paciente no tiene habilidades sólidas de manejo emocional o no cuenta con un sistema de apoyo, el proceso terapéutico puede volverse abrumador.

La falta de preparación también puede estar relacionada con la impaciencia de algunos terapeutas o pacientes que buscan resultados rápidos. Dado que es una terapia que puede proporcionar alivio en un tiempo relativamente corto, existe el riesgo de que algunos intenten avanzar demasiado rápido, sin dar tiempo para que el paciente procese completamente cada etapa del tratamiento. Esta prisa puede resultar contraproducente y aumentar el riesgo de efectos secundarios emocionales.

Recuerdos falsos

Uno de los aspectos más controvertidos en relación a esta técnica terapéutica es la posibilidad de que se generen recuerdos falsos. Durante la terapia, el paciente puede acceder a recuerdos reprimidos o enterrados, pero estos recuerdos no siempre son precisos. La técnica de estimulación bilateral puede alterar la forma en que el cerebro procesa la información, lo que puede llevar a la creación de memorias que no ocurrieron de la forma en que se recuerdan, o incluso a la invención de eventos que nunca sucedieron.

Este fenómeno, conocido como síndrome de la falsa memoria, ha sido documentado en varias formas de terapia basadas en el acceso a recuerdos traumáticos. En el contexto del EMDR, es especialmente preocupante, ya que los pacientes pueden llegar a creer firmemente en la veracidad de estos recuerdos, lo que puede generar conflictos familiares, estrés adicional y otros problemas emocionales. Los terapeutas deben estar altamente capacitados para manejar este riesgo y evitar influir inadvertidamente en la creación de recuerdos falsos durante las sesiones.

Desconexión emocional

En algunos casos, los pacientes pueden experimentar una desconexión emocional durante o después de las sesiones de esta terapia. Esto ocurre cuando el paciente se distancia de sus emociones como un mecanismo de defensa ante la intensidad del tratamiento. Esta desconexión, también conocida como disociación, puede manifestarse de diferentes maneras, desde una leve sensación de desapego hasta episodios más graves en los que el paciente se siente completamente desconectado de su cuerpo o de la realidad.

Aunque la disociación puede ser una respuesta temporal al tratamiento, en algunos casos puede persistir y convertirse en un obstáculo para el progreso terapéutico. Los pacientes que tienen antecedentes de disociación o trastornos disociativos son particularmente vulnerables a este peligro, por lo que es esencial que los terapeutas evalúen cuidadosamente este aspecto antes de iniciar el EMDR.

Mal manejo por parte del terapeuta

Como cualquier técnica terapéutica, puede ser peligroso si no es administrado adecuadamente. Dado que esta terapia se basa en la estimulación de recuerdos traumáticos, es crucial que el terapeuta tenga experiencia y esté bien capacitado en la técnica. Un mal manejo de la terapia puede resultar en un aumento de los síntomas del paciente, una reactivación inadecuada de los traumas o incluso la aparición de nuevos problemas emocionales.

Es importante destacar que no todos los terapeutas están capacitados para aplicar el EMDR correctamente. Existen casos en los que terapeutas con poca experiencia han intentado utilizar la técnica sin la formación adecuada, lo que ha provocado efectos negativos en los pacientes. Además, algunos profesionales pueden utilizar el EMDR como una solución rápida sin abordar de manera integral las necesidades del paciente, lo que puede limitar la efectividad de la terapia y aumentar el riesgo de complicaciones.

Efectos secundarios físicos

El EMDR no solo puede provocar efectos emocionales, sino también físicos. Algunos pacientes han reportado dolores de cabeza, mareos, náuseas y fatiga después de las sesiones. Estos efectos secundarios pueden deberse a la intensidad del proceso terapéutico y a la forma en que el cuerpo responde a la activación de recuerdos traumáticos.

En la mayoría de los casos, estos efectos son temporales y desaparecen después de un breve período. Sin embargo, si los síntomas físicos persisten o empeoran, es importante que el terapeuta ajuste la técnica o considere suspender el tratamiento. Además, los pacientes que tienen condiciones médicas preexistentes o que son especialmente sensibles a la estimulación sensorial deben ser monitoreados de cerca durante el tratamiento para evitar complicaciones.

No es adecuado para todos los pacientes

Finalmente, es fundamental señalar que el EMDR no es una solución adecuada para todos los pacientes. Aunque muchos han experimentado mejoras significativas, algunos pacientes pueden no beneficiarse de esta técnica o incluso ver un empeoramiento de sus síntomas. En particular, aquellos con trastornos psiquiátricos graves, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, pueden no ser buenos candidatos para el EMDR, ya que la estimulación de recuerdos traumáticos puede desestabilizar aún más su condición.

Además, los pacientes que tienen dificultades para concentrarse o seguir instrucciones, como aquellos con ciertos tipos de déficit de atención, también pueden encontrar que el EMDR no es la terapia más adecuada para ellos. En estos casos, otras formas de terapia, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de exposición, pueden ser opciones más efectivas y seguras.


En resumen, aunque el EMDR ha demostrado ser una herramienta terapéutica efectiva para muchos pacientes, no está exento de riesgos. Las reacciones emocionales intensas, la posibilidad de recuerdos falsos, la desconexión emocional y los efectos secundarios físicos son solo algunos de los peligros potenciales asociados con esta técnica. Por ello, es crucial que el tratamiento sea administrado por un terapeuta capacitado y que se realice una evaluación cuidadosa antes de comenzar la terapia para determinar si esta es la opción más adecuada para cada paciente.

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