“La paz en el cuerpo, equilibra la mente” o “inhala el presente, exhala el pasado”, son dos de las frases más escuchadas al practicar yoga. Una práctica deportiva o conjunto de disciplinas cuyo objetivo es conseguir la perfección espiritual para alcanzar el máximo estado de paz mental.
Con el tiempo esta disciplina se ha convertido en una de las actividades más demandadas en gimnasios y centros deportivos, incluso hay quienes deciden empezar este camino por sí solos, desde casa, siguiendo vídeos en canales dedicados a ello. Al fin y al cabo, el yoga es actualmente para muchas personas como ese partido de pádel que te salva la semana o la pachanga con los amigos un jueves noche. Una alternativa innovadora al ocio y el entretenimiento de toda la vida, como el juego aviator que tanto se ha popularizado en los casinos online.
¿Yoga o budismo?
Muchas personas tienden a vincular el concepto de yoga con budismo, por su relación con la respiración, la calma y la búsqueda de la paz mental o espiritual. Pero, aunque ambas técnicas tienen su origen en la India, nada tienen que ver. La principal diferencia es que el yoga se basa en un sistema teísta que cree en la importancia del alma o de un dios creador; mientras que el budismo defiende que las creencias de realidad de los seres humanos no son realistas.
No obstante, es cierto que con el incremento de demanda de personas que quieren probar el yoga, se han entrelazado ambos conceptos y una práctica correcta de ambas multiplica exponencialmente los beneficios de cada actividad. De hecho, los estilos modernos actuales de yoga como el hatha yoga o el iyengar yoga si se desarrollan correctamente facilitan la conexión interna que se busca en el budismo.
Por ejemplo, si aprendemos a concentrarnos en una de las prácticas del yoga siendo capaces de mantener toda la atención en el ejercicio, de manera indirecta, el cuerpo se está preparando para la introspección, que se realiza en el budismo, es decir, con un ejercicio se abre la puerta a otro. Incluso, puede parecer que no tiene relación, pero escuchar nuestro cuerpo ayuda incluso a mantener una posición correcta mientras se trabaja, lo que reduce muchos problemas de dolor de espalda y cuello.
¿Qué te da el yoga?
Aunque cada vez son más las personas cualificadas que imparten esta técnica, Xuan Lan, una famosa y célebre instructora siempre defiende el mismo lema: “El yoga no es el destino, sino el camino”. Ella usa el mensaje del camino, porque al final el yoga lleva practicándose más de cuatro mil años y el 90% de quienes lo incluyen en su rutina, coinciden en que te cambia la vida o la manera de percibirla.
Tipos de yoga
El yoga tiene muchas variedades y cada una de ellas aporta un beneficio diferente, de ahí que cuando te apuntas a un gimnasio es muy común que cada día haya una clase de yoga.
Entre las prácticas más conocidas está el Bikram yoga para eliminar toxinas; el Aeroyoga, donde las personas se cuelgan al techo para sentir la sensación de ingravidez; el Silvanda Yoga, enfoca más en la meditación o el Kundalini yoga para reducir la ansiedad mediante la relajación del cuerpo y la calma mental. Aunque, el nexo común entre todas las tipologías es la capacidad que tienen de conectar el cuerpo con la mente humana.
Además, practicar yoga ayuda a conciliar un sueño más profundo y de calidad y a evitar dolores de lumbares.
El diccionario del yoga
No es que exista un diccionario específico, pero sí hay ciertos conceptos que debes conocer para adentrarte en este mundo. El primero sin duda es “namasté”, un gesto de cortesía en el yoga, más allá que un simple saludo. “Pranayama”, es el control de la respiración para regular la energía vital del cuerpo. El “mantra” es una especie de fórmula sagrada que cuando se dice invita a la concentración y la búsqueda de la paz interior. Y por supuesto, los “chakras”, que muchas veces escuchamos para alinear las energías y que son un elemento básico en el yoga.