Si los linfocitos altos representan un problema cuando el paciente posterga el momento de su tratamiento, suele ser más riesgoso permitir que se tengan los linfocitos bajos. No hay que olvidar su función base: proteger al ser humano desde su sistema inmune para prevenir enfermedades de carácter infeccioso.
Tener cantidades generosas de linfocitos es un plus para el individuo, porque gozará de buena salud por mucho tiempo. Esto no quiere decir que las personas no estén exentas a experimentar subidones y bajones de estos componentes, porque a lo largo de la vida la enfermedad siempre estará latente. Sin embargo, está en la conciencia de ellos el tratarse a tiempo, para subir los linfocitos en este caso.
La mejor expresión para dar fe en la ausencia de los linfocitos bajos es mediante el microlitro. Si están muy por debajo en los adultos (1500) conlleva a una serie de síntomas similares al de un malestar general que algunas veces supera la barrera de lo permitido, hasta dar paso a la linfocitopenia, el diagnóstico frente a los valores bajos de este elemento.
¿Qué significan los linfocitos bajos?
Para comprender a la perfección qué significa tener los linfocitos bajos, es fundamental estudiar el concepto de linfocitopenia. Es un cuadro clínico que confirma la presencia muy escasa de estas células trabajando en pro del organismo. Una mala nutrición, la presencia del virus VIH/SIDA o una infección mal atendida dan pie para que los linfocitos desaparezcan del organismo paulatinamente.
Un aspecto curioso de la linfocitopenia o linfocitos bajos es el estado asintomático en que suele estar el sujeto afectado. En otras palabras, los escenarios permiten que el subyugado no sienta un malestar cuando carece de estas células defensoras. Una vez que llegue el momento de presentar el primer indicio de enfermedad, de preferencia hay que acudir al médico más cercano para ordenar un análisis.
El significado de los linfocitos bajos es complejo si la persona está negada a realizarse un examen correspondiente. Con una prueba de sangre bastará para determinar cuál es el origen de esta carencia. Si el primer resultado no es revelador, corresponde extraer un poco de la médula ósea o los ganglios linfáticos, para saber cómo actuar en la recuperación.
En un estudio más profundo, la utilización de la gammaglobulina es suficiente para aumentar los niveles de linfocitos y por consiguiente, salir adelante a raíz de la linfocitopenia. Es el último paso de aplicar una vez conocida la causa principal de la disminución.
Causas
Estudiar los trastornos que han disminuido la cantidad de linfocitos es variado. Sin embargo, se puede mencionar al virus de la inmunodeficiencia humana VIH como uno de los causales más destacados de la siguiente lista:
- Aguda: Basada en los malestares que son temporales. Por un breve lapso de tiempo, los linfocitos bajos serán un hecho, pero al concluir la infección los valores retomarán a su normalidad.
- Crónica: El VIH es la causa por la cual los linfocitos siempre estarán bajos. Es normal que los afectados se compliquen a raíz de una simple gripe, que pasa a ser una neumonía, por mencionar un ejemplo concreto..
La linfocitopenia aguda está muy vinculada con la fase temporal, pero profunda de esta carencia en el sistema inmune. Por esta razón, hay más causas para pensar que los linfocitos están reduciendo su número para dejar en un estado de vulnerabilidad al cuerpo humano, hasta residir en él una serie de infecciones y bacterias. Por ejemplo:
- Infecciones de mediano impacto como la influenza o hepatitis.
- Ayuno.
- Cuando el estrés se convierte en un episodio frecuente.
- Tratamientos como la quimioterapia para combatir algún cáncer.
La etapa crónica producida por la deficiencia de estos linfocitos suele ser más dolorosa, con un tramo muy duro por recorrer hasta experimentar un bienestar que algunas veces es efímero. La persona está en constante tratamiento para evitar una descompensación con la eliminación masiva de estas células. Estas son las causas:
- Desnutrición.
- Trastornos de índole autoinmunitarias como lupus o artritis reumatoide.
- Presencia del VIH o tuberculosis en su fase terminal.
- Leucemia.
Síntomas
Como ha sido planteado en uno de los párrafos anteriores, los linfocitos bajos no producen una sensación anormal, a menos que ya el paciente esté superando un cuadro de linfocitopenia con ayuda de su médico. A continuación, algunos indicios de presentar valores muy bajos en los glóbulos blancos:
- Ganglios linfáticos y bazo inflamado. Si alguno de los dos (o ambos) están en un tamaño recrecido, es ideal acudir al médico, pues no es un buen augurio para la salud a mediano plazo.
- Fiebre y tos. No es tan alarmante como el primer punto, pero sí contribuye a la prevención de un padecimiento respiratorio que complique la actividad de los pulmones.
- Articulaciones hinchadas, siendo el ejemplo que representa a los enfermos con artritis reumatoide o lupus.
Cabe mencionar que de no aumentar los glóbulos blancos en los próximos días, todos los síntomas descritos se harán habituales. Hasta no recibir el tratamiento adecuado, es probable que ellos persistan. Suele ser incómodo no contar con más linfocitos, pero es necesario revertir este escenario para descartar infecciones.
¿Cómo subirlos?
Para curar la ausencia de los glóbulos blancos, primeramente hay que desistir de todos los fármacos que contribuyen a su elevación, por ser el único modo de comprobar que los valores están en el marco de lo aceptable. Ahora bien, si el infectado con VIH ingiere al menos tres antivirales distintos, los linfocitos T aumentarán su valor, sin excederse.
La gammaglobulina es una sustancia muy buena en cuanto a los anticuerpos refiere. Los doctores recomiendan este tratamiento en caso que los individuos carezcan de linfocitos B, porque son aquellos que actúan mediante anticuerpos para proteger el organismo de cualquier enfermedad.
Si el problema tiene un trasfondo hereditario o el nacimiento ha marcado esta ausencia, entonces el remedio es el trasplante de células madre para cambiar un poco el panorama de estos seres que están propensos a sufrir todo tipo de ataques virales. Existen antibióticos específicos para tratar las infecciones, siempre y cuando el especialista autorice su consumo sólo para aumentar los glóbulos.
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