En ocasiones, nos encontramos con imprevistos en nuestros hogares ante los que hay que poner una solución de forma rápida y efectiva. Uno de los más frecuentes son las fugas de agua, que pueden tener consecuencias más graves si no se detectan y solucionan a tiempo.
Una fuga de agua puede llegar a provocar problemas de humedad, un incremento en la factura del agua e, incluso, goteras. La humedad puede llegar a estropear nuestros muebles, paredes y pavimentos, por lo que es muy importante evitarla a tiempo.
El primer paso para poner fin a la fuga es detectar el problema, observando cuál es el punto exacto en el que se encuentra la fuga y por qué. El problema puede deberse a una fisura, una filtración o una mala conexión entre piezas, entre otros motivos.
Una vez detectado o, incluso antes, debemos cerrar la llave de paso. Así evitaremos que el agua siga corriendo y las consecuencias vayan a peor. También será importante esperar a que las tuberías se sequen y vacíen antes de pasar a la reparación. Debemos tener en consideración que los materiales no funcionarán correctamente sobre superficies mojadas o húmedas.
A continuación, valoraremos si queremos llevar a cabo la reparación por nuestra cuenta o si contactaremos con un profesional. En estos casos, tener un seguro de hogar completo puede ser clave, ya que la reparación por parte de un profesional estará cubierta.
Habrá que tener en cuenta que, aunque parezca una operación sencilla, una mala reparación de la fuga puede provocar consecuencias terribles en nuestra vivienda y la de nuestros vecinos. Si no tenemos cubiertos los daños por agua con nuestro seguro de hogar, puede que tratar de ahorrar en la reparación nos provoque un gasto mayor.
Por este motivo, lo más aconsejable es que el encargado de esta reparación sea un fontanero profesional .
En cualquier caso, si decidimos reparar la fuga por nuestra cuenta, será imprescindible conocer con exactitud el motivo del problema. No será igual la reparación de una fuga por fisura que por filtración.
En el caso de que se esté produciendo una filtración, lo más probable es que se deba a un desgaste de los materiales o a un cambio de presión. Lo más frecuente cuando se dan este tipo de situaciones es tener que cambiar un trozo de la tubería. Aquí, será de gran ayuda tener a un experto que sepa qué pieza es la que se necesita y dónde encontrar materiales de buena calidad.
Si se trata de una pequeña fisura en una de las tuberías, no será necesario cambiar la pieza completa. En estos casos, será más sencillo proceder con la reparación nosotros mismos. Necesitaremos una espátula, unos guantes y una pasta o pegamento especial para pegar tuberías.
En el momento del sellado, debemos recordar que es muy importante que la tubería esté totalmente seca. Aplicaremos la pasta o pegamento sobre la fisura y dejaremos que cubra hasta dos centímetros más allá de la ranura.
A continuación, deberemos dejar secar durante un tiempo, según lo indicado en las instrucciones del producto utilizado. Para comprobar que se ha sellado correctamente, pasado este tiempo, probaremos a abrir la llave de agua un poco para comprobar si sale agua o no.
Si detectamos que el problema que ha provocado la fuga es la mala conexión entre dos tuberías o entre la tubería y la llave, simplemente necesitaremos apretar las piezas utilizando una llave inglesa. Este
supuesto es bastante común y que, con el paso del tiempo y la presión del agua, las conexiones tienden a aflojarse.
En cualquier caso, aunque la reparación de fugas de agua pueda ser un procedimiento sencillo, contar con un profesional será clave para garantizar el éxito de la operación y evitar problemas mayores.