Los probióticos son alimentos o suplementos alimenticios que contienen microorganismos vivos (bacterias buenas) que benefician a nuestro organismo, por ejemplo, regulando el tránsito intestinal. Suelen encontrarse en yogures o en cápsulas que se ingieren de buena mañana, en ayunas. En Francia llevan ya un tiempo siendo recomendados por nutricionistas, mientras que en España es ahora cuando se les está dando un mayor impulso. Entre sus beneficios principales se incluye: el fortalecimiento del sistema inmune, el equilibrio de la flora intestinal (a la que aludíamos anteriormente), la producción de vitaminas, la regulación de la digestión y el mantenimiento de un nivel de ingesta de fibra adecuado. Como mejoran las funcionalidades del organismo y, en definitiva, la salud de la persona que los ingiere, los probióticos están incluidos dentro de la categoría de “alimentos funcionales“.
En el blog Tu Equilibrio y Bienestar se recogen artículos redactados por profesionales sanitarios (médicos, farmecéuticos…) que ofrecen desde consejos y cuidados para la salud hasta información más técnica, como la que nos coupa en este caso, acerca de como tomar probióticos.
¿Cómo son las bacterias que incluyen?
Los probióticos incluyen bacterias que exiten naturalmente en la flora microbiana del intestino. Las cápsulas que se ingieren se deshacen una vez llegan al intestino, liberando a las bacterias que las conforman. Estas bacterias permanecen vivas en el intestino delgado y colon, se reproducen y, algunas de ellas (éste es el objetivo) se implantan en el intestino, sumándose de este modo a las bacterias que teníamos ya de forma previa en nuestro organismo. No son patógenas y su buena capacidad de adherencia al epitelio intestinal es la que permite que se pueda gozar de sus beneficios.
Origen
Existen probióticos presentes naturalmente en alimentos como la leche, el yogurt, el queso, las aceitunas, los cereales… Sobre todo, en los productos lácteos. No obstante, su concentración natural en ellos es bastante baja, por eso en algunos casos se potencia y, en otros, se venden en forma de cápsulas. De hecho, hay bebidas lácteas probióticas.
¿Qué hace que estén tan presentes en los lácteos?
Los productos lácteos protegen a los probióticos de los altos niveles de ácido de nuestro estómago y de la concentración de bilis en el intestino. Tanto el ácido como la bilis pueden dañarlos o eliminarlos, por eso los lácteos son una buena vía para ingerir probioticos: aumentan la posibilidad de que las bacterias sobrevivan al paso por el intestino y lleguen a su destino.
Beneficios:
- Ayudan a disminuir el tiempo de diarreas agudas en niños y adultos.
- Son una buena forma de combatir el síndrome de colon irritable, estreñimiento, enfermedad de Crohn, desórdenes inmunológicos, gripe…
- Reducen el riesgo de cáncer de colon.
- Regulan el tránsito intestinal.
- Reducen síntomas de la alergia, tales como la rinitis y la dermatitis atópica.
- Aumenta las defensas, protegiendo así el organismo de microorganismos nocivos.
Evidentemente, aunque proporcionan todos los beneficios anteriores, es conveniente tener en cuenta que no es sustitutivo de ninguna medicación.
Pérdida de peso y probióticos
Los probióticos aumentan la producción de butirato, un ácido graso que hace que la quema de calorías sea más rápida. Además, regulan el apetito, con lo que las ansias por comer en exceso disminuyen.
¿Cómo tomarlos?
- Es recomendable tomarlos en ayunas con un vaso de agua a temperatura ambiente (probióticos en cápsulas).
- No ingerir ni con alimentos ni con bebidas calientes (de no ser que se trate de alimentos que ya los incluyan).
- Pueden tomarse durante varios días seguidos. Si se apuesta por probióticos en cápsulas, se recomienda esperar unos tres meses entre el momento en que se termina una caja (que cubre aproximadamente un mes) y se inicia una nueva.
- Son aptos para cualquier persona sana.
- Conviene administrarlos con mucho cuidado en individuos con inmunodepresión, que se hayan sometido recientemente a una cirugía importante, en embarazadas y madres lactantes.
- Hay que mantenerlos en un lugar seco, protegidos de luz y humedad, y a una temperatura de 22-25ºC. Todo esto es para los probióticos en cápsulas. Cuando son alimentos, por lo general se siguen las recomendaciones de mantenimiento para el alimento en cuestión. Por ejemplo: si son yogures, en la nevera.