Conducir es una de las actividades más rutinarias que llevamos a cabo a lo largo de nuestro día a día y, como tal, es importante que prestemos especial atención a todo lo que envuelve ir en coche. La seguridad se presenta como un factor inamovible cuando nos ponemos al volante, motivo por el que hemos querido compartir algunos consejos para protegerte mientras circulas. Concretamente en lo que respecta a los desplazamientos que llevas a cabo en los núcleos urbanos, donde la congestión del tráfico te puede jugar malas pasadas.
Invierte en un buen seguro de coches
Contratar un seguro de coche es una acción imperativa por ley que debemos llevar a cabo desde el mismo momento en el que nos compramos un coche. Sin embargo, dentro de las muchas compañías que existen, hay un gran abanico de coberturas entre las que puedes elegir. Por eso, nuestro primer consejo es que acudas a compañías de alto nivel como lo es RACC seguros y, si tus desplazamientos cotidianos suelen ser por ciudad, que apuestes por la modalidad del todo riesgo.
Los seguros a terceros son el sistema de cobertura básico y solo te protegerá ante los posibles accidentes que tengas con otras personas. Es decir, sirven para abonar los pagos de las reparaciones a otros conductores. Sin embargo, si conduces por zonas altamente concurridas, son muchos los incidentes que puedes llegar a sufrir. Incluso con el coche aparcado. Razón por la que te animamos a no escatimar en la contratación de un seguro a todo riesgo, llegando a suponer un ahorro económico con el paso del tiempo.
La atención siempre fija en la carretera
Vivimos en un mundo plagado de distracciones y, por lo tanto, resulta de especial importancia mantener siempre la atención fija en la carretera. Es imposible que la seguridad en el coche forme parte de nuestra realidad si, cada dos por tres, estamos mirando el móvil. Esto no solo puede derivar en severas sanciones económicas, sino también en todo tipo de accidentes.
Cuando el tráfico está muy congestionado, tendrás que ir acelerando y frenando continuamente. Esto provoca que el riesgo de chocar se multiplique de forma radical. Por no hablar de las muchas bicis y motos que, sin que te des cuenta de ello, pasarán por tu lado. Bien, desde el mismo momento en el que pongas las manos en el volante, te tocará destinar los cinco sentidos a la conducción.
Déjate el estrés y las prisas en casa
Sabemos bien que los núcleos urbanos incitan en gran medida al estrés. Nuestra estructura social presenta un ritmo vertiginoso y esto nos hace ir con prisas a todos los lados. No obstante, ya sabes lo que dicen precisamente de las prisas: que son enemigas del éxito. Algo que se hace especialmente evidente cuando conducimos.
No circules con ansiedad. Cometer temeridades no te hará llegar antes, sino que te hará asumir una gran cantidad de peligros innecesarios. En su lugar, conduce con la máxima tranquilidad posible. Así te será más sencillo prevenir incidentes y tener los partes del seguro siempre guardados en la guantera. ¿Un consejo extra? Ponte tus canciones o podcasts favoritos para disfrutar de cada trayecto.
Respeta a los demás y no increpes a los conductores
Siguiendo la línea de lo anterior, es importante que sepas que no estás solo en la carretera. Cada persona es un mundo y toca respetar al resto de los conductores. Nada de increpar o perder los estribos ante el error de un tercero. Los pitidos no solucionan nada y, en lugar de pelear por cada adelantamiento, es mucho mejor mantener la serenidad en todo momento.
Asimismo, las reglas de circulación están para cumplirlas. Más todavía cuando hablamos de zonas congestionadas por el tráfico. Los semáforos, los pasos de cebra, la velocidad, las áreas restringidas de las grandes ciudades… De lo contrario, no solo podrías sufrir grandes multas, sino que también te pondrás en riesgo a ti y al resto de las personas.