Los hematíes mejor conocidos como los glóbulos rojos, son una parte muy importante de la sangre. Su labor principal es movilizar oxígeno por todo el cuerpo y a su vez recoger el dióxido de carbono y llevarlo a los pulmones, desde donde se puede exhalar. Su presencia en el organismo resulta vital, por lo que muchos galenos recurren al conteo de hematíes para verificar su correcto funcionamiento.
Los glóbulos rojos contienen una proteína llamada hemoglobina, que sirve de vehículo para trasladar el oxígeno desde los pulmones a todas las zonas del cuerpo, otorga ese tono rojizo a la sangre. Además, facilita la expulsión de los residuos y sustancias nocivas de nuestro cuerpo, como el dióxido de carbono.
Una dieta saludable que contenga minerales y vitaminas esenciales ayudará a tu cuerpo a producir suficientes glóbulos rojos, así que no dudes en incluir en tu menú una gran variedad de comidas que tienen como premisa ayudar a que los glóbulos rojos mantengan una actividad normal.
Conteo de glóbulos rojos y su importancia
El conteo o recuento de GR o eritrocitos, es una prueba donde se analiza la sangre con el objetivo de medir el número de hematíes que esta posee, lo que a su vez permite verificar la hemoglobina. Es un análisis importante para determinar entonces la cantidad de oxígeno que el organismo está recibiendo, dependiendo del número de hematíes y su funcionamiento. Lo normal es que este recuento de hematíes esté incluido en un examen al que se conoce como Conteo Sanguíneo Completo (CSC).
El CSC precisa el diagnóstico de varias formas de anemia y otras dolencias que perjudican los glóbulos rojos, tales como: síndrome de Alport, macroglobulinemia de Waldenström, hemoglobinuria paroxística nocturna y mielofibrosis.
Un recuento bajo de hematíes es conocido como anemia, causando fatiga, debilidad, mareos y otros síntomas mucho más graves. En algunos casos, esto es causado por la pérdida de sangre debido a ciertas afecciones, embarazo, menstruación, traumatismos, tratamientos médicos, etc.
Los resultados del conteo de glóbulos rojos se consideran normales en hombres cuando oscila entre 4.7 a 6.1 millones de células por microlitro (células/mcL) y en mujeres de 4.2 a 5.4 millones de células/mcL. Sin embargo, estos valores cambian un poco dependiendo del laboratorio donde se realicen.
Cuando los resultados son anormales, expresando valores de hematíes más elevados de lo debido, puede ser originado por:
- El tabaquismo.
- Cardiopatía congénita, afección en la estructura y funciones del corazón.
- Cor pulmonale, mal funcionamiento del lado derecho del corazón.
- Deshidratación.
- Carcinoma de células renales.
- Hipoxia o insuficiencia de oxígeno en la sangre.
- Fibrosis pulmonar.
- Policitemia vera y otras afecciones de la médula ósea.
- Consumo de medicamentos como esteroides anabólicos, eritropoyetina y gentamicina.
Los conteos anormales de hematíes que indican concentraciones por debajo del nivel apropiado se deben en muchos casos a:
- Anemia
- Hemorragias
- Disminución en la cantidad de médula ósea.
- Enfermedad renal que dificulta la producción de eritropoyetina.
- Hemólisis causada por transfusión, daño vascular, etc.
- Leucemia
- Mala nutrición.
- Mieloma múltiple.
- Dieta deficiente es hierro, cobre, folato, vitamina B6 o B12.
- Sobre hidratación.
- Embarazo
- Consumo de fármacos quimioterapéuticos, algunos antibióticos, hidantoínas, metildopa, medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINES) y quinidina.
Problemas relacionados con los glóbulos rojos
En la actualidad es bastante común que los individuos desarrollen anemia, que ocurre cuando no tiene suficientes glóbulos rojos en su sangre y por supuesto ausencia hemoglobina. La deficiencia de hierro es muy común estos días entre las personas, por lo que es imprescindible consumir alimentos ricos en este componente para evitar esta afección.
Cuando el individuo es vegetariano, debe tener como una de sus prioridades incluir suficiente hierro en su dieta diaria, razón por la que debe consultar con un nutricionista. La vitamina B también juega un papel protagónico en todo lo que se relaciona a los hematíes.
Por esta razón, es vital el consumo de ciertos alimentos que son la principal fuente de la misma. Por ejemplo, todos aquellos que provienen de los animales, las verduras, frijoles, guisantes, cereales y panes que se fortifican con esta vitamina. Pero no todo tiene que ver con la alimentación, la anemia también puede tener otras causas:
- Pérdida de sangre, por lesiones, operaciones, sangrado de estómago o colon, períodos abundantes y parto.
- Algunas enfermedades hereditarias
- Efectos secundarios de ciertos medicamentos y tratamientos.
- Deficiencia de hierro o vitaminas en su dieta.
- Afecciones de la médula ósea.
- Cáncer y tratamientos para el mismo.
Si un paciente presenta anemia severa, es posible que amerite una transfusión de sangre, no obstante, en algunos casos, los profesionales de la salud pueden evitar una transfusión a través de otras técnicas y métodos, como el manejo de la sangre del paciente.
Por otro lado, si la deficiencia de hematíes puede causar alteraciones en la salud, tener niveles elevados también, aunque esto no es tan común. El exceso puede ser provocado por algunas afecciones cardíacas, pulmonares, renales o deshidratación. Existen casos que padecen algunas afecciones genéticas que afectan la sangre y no producen suficiente hemoglobina saludable, como los pacientes con talasemia.
¿Cómo se emplean los hematíes en medicina?
Los glóbulos rojos suelen ser de los componentes sanguíneo que se transfunde con mayor frecuencia y que suelen beneficiar a pacientes con afecciones tales como:
- Anemia crónica resultante de insuficiencia renal o hemorragia gastrointestinal
- Pérdida aguda de sangre como resultado de un trauma.
- Diversos trastornos sanguíneos, como la anemia de células falciformes.
Los glóbulos rojos se extraen a partir de la sangre completa, separando el plasma o lo que se conoce como la porción líquida de la sangre y que se prepara después de que un individuo dona medio litro de sangre completa. Lo que da como resultado múltiples componentes: glóbulos rojos, plasma y plaquetas, que se pueden administrar a diferentes pacientes.
Otras veces se realiza durante la propia donación, mediante un proceso llamado aféresis. En este caso, sólo se retienen los glóbulos rojos y se les devuelve los dos componentes restantes al individuo, lo que muchos donantes aseguran los deja sintiéndose más hidratados que dando una donación de sangre completa.
Los glóbulos rojos tienen una vida útil de hasta cuarenta y dos días, según el tipo de anticoagulante utilizado cuando se almacenan. No obstante, también pueden tratarse y congelarse durante unos diez años o más.
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